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“Tantas vacaciones…”: lo que no se ve del trabajo docente

Actualizado: 12 ago

Cada año, cuando se acercan las vacaciones de verano, las redes se llenan de comentarios como:

“Qué suerte tienen los maestros, tres meses de vacaciones”.

“Yo también quiero ser profe, así viviría de puente en puente”.


Y aunque a veces pueden parecer simples bromas, lo cierto es que detrás de esas frases hay una percepción incompleta (y muchas veces injusta) del trabajo docente.


Hoy no vengo a quejarme. Vengo a poner palabras a lo que muchas personas no ven.

Porque la educación no es solo lo que ocurre en horario escolar… Y ser docente no es solo “estar de vacaciones”.



No trabajamos solo en el horario escolar: trabajamos mucho antes y mucho después

El horario lectivo es solo una parte del trabajo.

Después de cerrar la puerta del aula, seguimos con:

  • Correcciones

  • Reuniones

  • Coordinaciones

  • Evaluaciones

  • Preparación de clases

  • Atención a familias

  • Formación continua

  • Informes, documentos, memorias, burocracia…


Y muchas veces, esto ocurre de noche, en fines de semana o festivos.



Llevamos el aula en la cabeza (incluso cuando no estamos en ella)

El trabajo docente es profundamente emocional y mental. No se apaga al salir del cole.

Los profes nos vamos a casa pensando en:

  • Ese alumno que hoy estuvo más triste de lo normal

  • Esa familia que necesita apoyo

  • Esa clase que no salió como esperábamos

  • Esa alumna que dejó de participar repentinamente


Y todo eso, aunque no figure en un contrato, pesa. Nos atraviesa. Nos importa.



Las vacaciones no son privilegio: son reparación

No es un capricho. Es salud. Es recuperación. Es tiempo para:

  • Volver a dormir bien

  • Cuidar la voz

  • Descomprimir la mente

  • Recuperar el cuerpo

  • Cuidar la vida personal que durante el curso queda en segundo plano


Porque estar frente a tantas mentes (y corazones) cada día, durante meses, desgasta más de lo que se imagina desde fuera.



Y sí… también aprovechamos para formarnos

Muchos docentes usan parte de sus “vacaciones” para:

  • Hacer cursos (por iniciativa propia, no por obligación)

  • Rediseñar recursos

  • Renovar materiales

  • Planificar el siguiente curso

  • Actualizarse en pedagogía, tecnología o neuroeducación



Por eso, la próxima vez que escuches :“Vaya suerte, sois profes…”

Puedes responder con respeto, pero con claridad:

Sí, tenemos más vacaciones que otros sectores.

Pero también tenemos una responsabilidad inmensa, emocionalmente exigente y socialmente invisibilizada.

Y esas vacaciones no son un premio. Son un respiro.

Para volver. Para cuidar. Para seguir dando lo mejor de nosotros y nosotras a nuestros alumnos.


Y si eres docente, gracias por todo lo que haces (incluso cuando nadie lo ve).

Te mereces cada uno de tus días de descanso. Y más.

 
 
 

2 comentarios


Cuánta razón tienes. Nuestra cabeza docente no deja de trabajar

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¡Excelente! Gracias por poner en palabras lo que todo docente siente y piensa💓🤗

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